Estudios Previos

Se han realizado grandes estudios sobre los principales sitios arqueológicos del área de Petén, incluyendo Tikal (Haviland 1967, Webster 2018) y la Reserva Natural de Triángulo - Yaxhá, Nakum y Naranjo - (Gordillo-Barillas 2008, Wurster 2000, Źrałka et al. 2012).

 

Más específicamente, el área alrededor del lago Yaxhá fue visitada por primera vez por investigadores a finales del siglo XIX (Karl Sapper) o principios del siglo XX, cuando Teoberto Maler reportó la existencia de las ruinas alrededor de la década de 1910. Posteriormente, Yaxhá fue cartografiada en la década de 1930 por la Institución Carnegie de Washington y vuelta a cartografiar en la década de 1970 debido a los daños estructurales sufridos por el sitio, que hicieron necesario iniciar un plan de preservación (Sharer y Traxler 2006). Los yacimientos circundantes recibieron menos atención y no se elaboraron muchos mapas de esas zonas. Sin embargo, gracias al trabajo realizado por Quintana y Wurster 2001 y continuado por Quintana en 2008, es posible ver dibujos esquemáticos del núcleo de la mayoría de estos sitios mayas.

 

En cuanto a los informes y documentación, la mayoría de los trabajos arqueológicos de la zona más cercana al Lago están publicados en el repositorio online del "Simposio de Investigaciones
Arqueológicas de Guatemala", el cual está disponible abiertamente en línea hasta los informes de 2016. Algunos de los sitios han sido estudiados con mayor profundidad (por ejemplo, La Blanca: Muñoz-Cosme y Vidal-Lorenzo 2005, 2006; Vidal-Lorenzo y Muñoz-Cosme 2007) mientras que otros han sido escasamente registrados (ej. San Clemente y Corozal: Morales 2005 o aún más fuertemente Tzikintzakan: Fialko 2013). Afortunadamente, el panorama está mejorando poco a poco gracias al interés mostrado en los últimos años por una serie de investigadores que trabajan en universidades estadounidenses: por ejemplo, el proyecto de la Universidad de Vanderbilt en TzikinTzakan o el proyecto Holtún de la Universidad de Florida.

 

Sin embargo, este estudio aún desigual de los sitios juega a favor de nuestra investigación, ya que será posible probar cuán poderoso puede ser el LiDAR para aumentar la información sobre sitios poco estudiados en comparación con áreas donde la investigación arqueológica ha sido una actividad regular a lo largo de los años.